Las personas con ansiedad tienen el doble de riesgo de desarrollar la enfermedad de Párkinson en comparación con los ancianos que no sufren ansiedad. Unos investigadores británicos descubrieron que los pacientes que fueron diagnosticados con ansiedad por primera vez como adultos mayores tenían el doble de probabilidades de desarrollar Párkinson, lo que sugiere que podría ser una señal de advertencia temprana de la afección neurodegenerativa.
Los británicos se centran en los problemas motores, esto es importante porque los médicos no siempre tienen en cuenta los antecedentes de ansiedad de los pacientes cuando los evalúan para detectar el Párkinson. Los criterios de diagnóstico del Párkinson en el Reino Unido, por ejemplo, se centran en los problemas motores.
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Entre los pacientes con ansiedad en el estudio, un puñado de síntomas también se asociaron con un mayor riesgo de Párkinson. Estos incluían depresión, problemas de sueño, fatiga, deterioro cognitivo, presión arterial baja, estreñimiento y problemas motores como temblor, rigidez y problemas de equilibrio, pero no dolor de hombros, mareos, disfunción eréctil o urinaria.
La ansiedad es un síntoma común del Párkinson como resultado de cambios en la química cerebral, más que una simple reacción al diagnóstico, según la Parkinson’s Foundation. Otros estudios han demostrado que la ansiedad puede limitar la calidad de vida de los pacientes de Párkinson y aumentar la carga de sus cuidadores.