Las canas del cabello es uno de los indicadores más evidentes del envejecimiento. Aunque no existe una solución universal para revertirlo, muchas personas optan por tintes para contrarrestar esta señal del tiempo. El proceso de encanecimiento comienza en los folículos pilosos, donde se encuentran las células responsables de la pigmentación del cabello.
Diversos factores, incluidos el estrés y la genética, pueden acelerar la aparición de canas, incidiendo en la percepción social del envejecimiento según el género.
“Las células que vuelven gris nuestro cabello, los melanocitos, son las mismas que producen la melanina, responsable del color de nuestro cabello, piel y ojos”, explica Melissa Harris, profesora asociada de biología en la Universidad de Alabama en Birmingham.
El ciclo de crecimiento del cabello es crucial para entender el encanecimiento. Este ciclo se divide en cuatro fases: anágena (crecimiento), catágena (transición), telógena (reposo) y exógena (caída del cabello).
Durante la fase anágena, las células madre dentro del bulbo del folículo generan melanocitos que producen el pigmento. “Los melanocitos pierden efectividad con el tiempo, produciendo menos y eventualmente nada de pigmento”, dice Harris.
“La población de células madre también disminuye, y si estas desaparecen, no habrá melanocitos en el siguiente ciclo del cabello”.
Además del envejecimiento, factores como el estrés y determinantes genéticos y ambientales también influyen en el encanecimiento.
El estrés puede desencadenar una condición llamada effluvium telógeno, incrementando la pérdida de cabello y haciendo que los cabellos grises sean más evidentes.
Harris comenta que, junto con la edad, influyen la genética y el estilo de vida: “Existen factores ambientales claros que pueden aumentar el riesgo de encanecimiento prematuro”, destaca. Estos incluyen fumar, la exposición a rayos UV, deficiencias nutricionales, contaminación y consumo excesivo de alcohol.